En los últimos años, el ritmo de lanzamientos ha crecido, los presupuestos de producción se han disparado y las expectativas de los jugadores nunca han sido más altas. Sin embargo, junto con este crecimiento también ha surgido una crítica recurrente dentro de la comunidad: muchos videojuegos parecen cada vez más parecidos entre sí. ¿Estamos entrando en una era donde la homogeneización domina el panorama? En este análisis, revisamos por qué esta sensación existe, qué factores la impulsan y si realmente es tan negativa como parece.
Las fórmulas que dominan el mercado
Desde hace una década, los estudios grandes han apostado por fórmulas probadas. Basta mirar unos cuantos de los éxitos recientes para notar patrones consistentes:
- mundos abiertos con iconos por todas partes,
- árboles de habilidades casi idénticos,
- sistemas de progresión basados en “loot”,
- misiones secundarias generadas de forma similar,
- y un énfasis en gráficos fotorrealistas sobre propuestas arriesgadas.
Esto no ocurre por casualidad. El desarrollo AAA implica inversiones millonarias, y los estudios buscan minimizar riesgos utilizando estructuras que ya funcionaron. El resultado: juegos más pulidos y accesibles, pero también más similares.
El impacto de las tendencias globales
Las modas dentro de la industria también influyen. El fenómeno Soulslike, los shooters heroicos, los mundos semiabiertos estilo “sandbox narrativo” o incluso el auge de los battle passes han marcado tendencias tan fuertes que muchos equipos sienten la presión de integrarlas.
¿Innovación o imitación?
Es fácil caer en la imitación cuando una fórmula domina el mercado. El impulso por “parecerse a lo que vende” puede llevar a decisiones creativas conservadoras. En algunos casos, incluso franquicias con identidad clara terminan adoptando elementos externos para seguir la corriente.
¿Por qué sentimos que todo se parece?
No todo es responsabilidad de los estudios. La percepción de homogeneidad también se amplifica por cómo consumimos juegos.
Los jugadores interactúan más con menos títulos
Gracias a los juegos como servicio, pasamos cientos de horas en uno o dos títulos al año. Eso hace que cualquier nuevo juego que incorpore elementos similares nos dé la sensación de “lo he visto antes”.
La comunicación de marketing
Tráilers, anuncios cinemáticos y presentaciones anuales suelen seguir el mismo lenguaje visual. A veces, incluso juegos muy diferentes parecen iguales en su marketing, y eso crea expectativas uniformes.
El papel de los indies: un contrapeso necesario
Mientras los grandes estudios refinan fórmulas, el sector independiente experimenta sin miedo. Los indies son responsables de algunos de los juegos más creativos de la última década:
- mecánicas inesperadas,
- estilos visuales únicos,
- géneros híbridos,
- narrativas poco convencionales.
Sin esta escena, la homogeneización sería mucho más evidente. Los indies funcionan como laboratorio creativo y, en ocasiones, como inspiración para los estudios grandes.
¿Es realmente malo que los juegos se parezcan?
La respuesta no es absoluta. La homogeneización tiene desventajas claras, como la pérdida de identidad y la saturación del mercado. Pero también ofrece beneficios: accesibilidad, estándares de calidad más altos y coherencia en la experiencia para nuevos jugadores.
Lo preocupante no es que existan tendencias, sino que se conviertan en limitaciones. Si todos los juegos persiguen la misma fórmula, el medio pierde diversidad. Si las fórmulas conviven con propuestas arriesgadas, la variedad permanece.
Conclusión: la clave está en el equilibrio
La homogeneización en los videojuegos es un fenómeno real, pero no irreversible. La industria siempre ha oscilado entre la imitación y la innovación. Cada generación trae sus modas, pero también sus rupturas. Hoy más que nunca, la comunidad busca experiencias nuevas, y los estudios – grandes y pequeños – tienen los medios para ofrecérselas.
Mientras existan creadores dispuestos a arriesgar y jugadores dispuestos a explorar, la diversidad seguirá viva. El desafío para el futuro no es evitar las tendencias, sino asegurarse de que no se conviertan en la única opción.
